miércoles, 1 de abril de 2015

Cuentos extraños (Prólogo)


Lo cierto es que vivimos rodeados de afirmaciones que aceptamos como verdaderas aunque no podamos siquiera explicar porque lo son, verdad que queda sutil y vergonzosamente expuesta de manera inevitable cuando organismos apenas en desarrollo aturden nuestro sentido común e inteligencia con preguntas tan profundas como sencillas.

Si no creen que esta afirmación sea cierta, basta con que traten de explicar a un niño de unos cuatro años cosas tan comunes y tan simples como; por qué cae la lluvia, como es que vuelan los aviones o que es un beso. Podríamos intentar describir como un pequeño grano de polvo reúne moléculas de agua a su alrededor para ser atraído por la gravedad, o explicar las leyes aerodinámicas que hacen que durante el vuelo un avión pese menos que el aire, y hasta podríamos argumentar mil razones válidas para convertir al beso en la expresión de una que otra emoción, y aun así no quedarían satisfechos los inquisitivos duendecitos que todos llevamos dentro, y está claro que tampoco lo estaría el niño.

Pero gracias a Dios este no es un manual para responder dichas preguntas, hacerlo no tendría sentido y si lo tuviera lo más posible es que ningún niño de cuatro años lo leería, aunque seguramente preguntarían porqué lo estás leyendo. Así que como es más fácil hablar de cosas complicadas e ilusorias con un niño, es con ilusiones y una no muy complicada narrativa que les voy a contar las historias inéditas e inciertas de personas reales, historias que alguna vez -de una u otra manera- me contaron también.

Espero que disfruten el viaje por los extraños mundos que solo mentes como las suyas queridos lectores, podían comprender.

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