Las mujeres también participan! (Foto de Pepe Martínez).
Charros vs. Cowboys
Cowboy
Cowboy (del inglés cow, vaca, y boy, muchacho; â??vaqueroâ??). El espíritu nacionalista estadounidense, que alcanzó su máxima expresión después de la Primera Guerra Mundial, deseoso de consolidar una identidad nacional por medio de tradiciones que pudieran considerarse privativas de Norteamérica, volvió su atención a los personajes del antiguo oeste: tramperos, traficantes en pieles, cazadores de búfalos, mineros, agricultores, pioneros y ovejeros, destacando entre ellos el cowboy. Folcloristas como John A. Lomax, literatos como Walter Van Tilburg Clark y guionistas y productores cinematográficos hicieron de él un prototipo: rudo, sano, justiciero, y a menudo heroico.
La realidad histórica, sin embargo, fue muy diferente. Con el vocablo cowboy no se designaba en un principio al vaquero diestro en las faenas ganaderas, sino al hombre de rifle largo, al que sólo peleaba escondido en los matorrales, al que cruzaba los bosques a pie, por senderos ocultos, y aprovechaba cualquier oportunidad para asaltar las granjas de los colonos y robar las vacas lecheras. El cowboy surgió con motivo de la guerra de la Independencia en el último cuarto del siglo XVIII. Todavía hasta principios del siglo XX no se usaba el término entre los ganaderos, sino los de coehand, cowpoke o cowpuncher. En el noroeste degeneró el vocablo castellano vaquero y se convirtió en buckaroo. La misma acepción peyorativa tuvo el término entre 1836 y 1840, cuando los cowboys pelearon, junto con los federalistas tamaulipecos, en contra del régimen centralista de Antonio López de Santa Anna. La época de auge de estos personajes va desde el fin de la guerra civil norteamericana, en 1865, hasta el momento, 25 años después, en que el ferrocarril vinculó a todos los estados de la Unión, haciendo innecesarios los grandes viajes en carretas, diligencias y caballos.
Si bien el cowboy del western cinematográfico es un mito, gran parte de las costumbres, vestimentas y actividades que se le atribuyen fueron tomadas de los vaqueros mexicanos, quienes después de la guerra de 1847 iniciaron a los estadounidenses en el conocimiento del lazo, la reata, el hierro de marcar y la silla de montar española, así como en la doma de potros y en el rodeo de reses. Al lenguaje de los cowboys han sido incorporadas palabras españolas como corral, pinto, palomino, plaza, mezquite, fiesta, bronco, rodeo, mesa, loco, pronto y arroyo; estampida se convirtió en stampede; chaparreras en chaps; ¡quién sabe! En savvy (saber, entender) y juzgado en hoosgow. El famoso sombrero se cowboy, conocido como de diez galones, procede de una canción mexicana que se refiere a un sombrero adornado, o sea galoneado. Los coleaderos, herraderos o rodeos tuvieron su origen también en México, donde con el antecedente de las corridas de toros importadas de España, adquirieron carácter propio, por la necesidad de marcar el ganado de los grandes latifundios que se formaron entre 1830 y 1850. Estos rodeos, tan característicos del ganadero americano, fueron asimismo una ocasión para hacer transacciones, reunir a los amigos e improvisar fiestas.
Charrerría
Es la práctica de la equitación a la usanza nacional y de las diversas faenas del jaripeo, voz de origen tarasco que denomina el conjunto de ejercicios y suertes (lazar, colear, jinetear) que ejecutan los charros. Se practicó en la época colonial entre los servidores de las grandes haciendas, donde los animales equinos y bovinos se contaban por millares. Entre los vaqueros, caporales y hombres de campo en general, que habitualmente manejaban el ganado mayor, hubo quienes se distinguieron por el arrojo y la destreza en herraderos y tusaderos, o en las traveseadas hechas por simple divertimiento.
Al galope el charro captura a la res por la cola ayudándose de su pierna (Foto: Pepe Martínez).
Así las faenas del campo se convirtieron en deporte y espectáculo. Durante mucho tiempo estos rudos trabajos fueron del dominio exclusivo de la gente campirana; pero con el tiempo se perfeccionaron las suertes, cobró modalidades propias y singulares la de lazar y se creó la de colear, que en ninguna otra parte se ejecuta como en México. De los charros y de los arrieros, que recorrían todos los caminos del país, salió una parte de los contingentes de patriotas que combatieron desde la guerra de Independencia hasta la Revolución. De esa misma procedencia fueron los primeros charros profesionales, entre ellos Ponciano Díaz, originario de la hacienda de Atenco, en el Estado de México, la primera ganadería de reses bravas que se estableció en América. Este famoso caballista y torero, cuya popularidad no tuvo paralelo en su época, dio gran incremento a la charrería, pues la convirtió en espectáculo público por su capacidad de ejecutante y por haber hecho figurar en su cuadrilla, en calidad de picadores y a veces de banderilleros, a consumados charros como Agustín y Vicente Oropeza y Celso González, con quienes presentó las primeras exhibiciones en que se pagó la entrada. En 1889 emprendió una gira por España, donde dio a conocer el toreo â??a la mexicanaâ??, que se diferenciaba de la tauromaquia clásica tanto en la ejecución de los lances como en la presentación del personal. En España los componentes de esta cuadrilla tuvieron buen éxito, especialmente Ponciano, quien se había especializado en la suerte de banderillear a caballo, a dos manos.
Domando y sometiendo a un toro (Foto: Pepe Martínez).
A partir de 1933 la charrería se convirtió en deporte, oficialmente reconocido por la Confederación Deportiva Mexicana. Desde entonces se han constituido 300 asociaciones en el país y en el extranjero, todas bajo el control de la Federación Nacional de Charros, excepto la Asociación Nacional, con sede en la Ciudad de México.
El lazo es un elemento imprescindible y su manejo puede convertirse en artístico (Foto: Peoe Martínez).
El charro (voz española usada sobre todo en Salamanca, con el sentido de aldeano, rústico) es en México el jinete en la doma y monta del caballo y en el manejo del ganado mayor. Viste un traje especial (esencialmente sombrero jarano, chaqueta, pantalón ajustado y botines) y convierte las habilidades de su oficio en espectáculo o competencia.
La indumentaria del charro tuvo su origen en la época virreinal; reproduce básicamente el atuendo de los aldeanos de Salamanca, pero tiene también marcada influencia (por lo menos en el sombrero) de los jinetes de Navarra y Andalucía, de donde procedían muchos de los conquistadores. Casi se han perdido las características originales de esas prendas. En la región fronteriza del norte, especialmente en Chihuahua y Coahuila, el traje del jinete del campo (vaquero) tiene cierta influencia del cowboy norteamericano. En Tamaulipas prevalece un estilo semejante al anterior, aunque con una chamarra de gamuza que lleva flecos como adornos. En el sur la gente de a caballo usa sombrero de gran tamaño, pero conserva la chaqueta corta, el pantalón ajustado y los botines. En el oriente, particularmente en Jalisco, se acostumbran el sombrero de soyate, la camisa de manta, la chaqueta de cuero, las calzoneras y las botas de color bayo. En la altiplanicie, principalmente en la capital, la indumentaria y los accesorios de uso charro se dividen en tres categorías: de faena, de media gala y de gala. Esta última tiene la variante del traje de etiqueta o de ceremonia, del cual existe una versión para la mujer.
Las faenas y términos charros han dado origen a una vasta paremiología:
-Jinete que se acamarona (encoge las piernas), jinete que cae.
-Alazán tostado, tenlo siempre ensillado.
-Lo mismo es Atrás que En ancas.
-De que Dios dice â??a darâ??, hasta las árganas (bolsas a cada lado del fuste) presta, y de que quita, hasta rasguña.
-No llores por esa burra, ni yo que perdí el atajo (recua).
-Hay tres clases de tarugos: el que brinda con el dependiente, el que monta sin barboquejo y el que baila con su mujer.
-A quien monta caballo bayo, o se le huye la mujer o lo mata un rayo.
-Cobija que no calienta no merece bocamanga.
-Para qué son tantos brincos, estando el suelo tan parejo.
-Como quiera se hace un buey, pariendo la vaca un toro.
-Caballo de dos pelos (colores), dos caballos.
-Donde manda caporal no gobiernan los vaqueros.
-Un grito a tiempo saca al cimarrón del norte.
-A cada mula le gusta su comedero.
-Fuste sin corbata (huella de la reata), fuste de sacristán (profano).
-Ni modo de hacer correr a la que está corveada.
-Aunque somos del mismo barro, no es lo mismo catrín que charro.
-Caballo que muerde el freno ha dejado de ser bueno.
-Al que le guste el fuste, y al que no, que monte en pelo.
-Gallo, caballo y mujer, por raza has de escoger.
-Cualquier sarape es jorongo, abriéndole bocamanga.
-No es tan manso que se deje curar parado.
-En caballo moro, ni pases agua ni esperes toro.
-A caballo palpado (mañoso) nunca lo montes confiado.
-Si fueres a San Javier, pasando por San Pioquinto, no enamores mujer casada ni montes caballo pinto.
-Caballo que llene piernas, mujer que llene los brazos y gallo que llene las manos.
-Caballo que no raya, que se vaya.
-Estás viendo a la burra reparar y todavía le avientas el sombrero!
-No es buen jinete el que talonea, ni mula la que no patea.
link: https://www.youtube.com/watch?v=-AAX2hebyI8
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